La obra exalta la riqueza natural de Tirol III. Es una caja de portales donde nacen todos sus tesoros, como la diversidad de plantas y animales que se encuentran aquí. La maleta y la mariposa representan la migración, los sueños y la lucha de una comunidad que llega de otros territorios y construye un nuevo hogar.
La obra destaca ese accionar que compartimos todos los seres vivos, animales y humanos, que siempre estamos migrando de un lugar a otro, muchas veces por situaciones inesperadas. Volamos en familia porque empezar de nuevo juntos es un principio natural. Ante ese sube y baja de emociones que es la vida, la familia sigue siendo un pilar fundamental.
La obra es una interpretación de los jardines de los balcones de Tirol III, simbolizados con plantas ornamentales que crecen de forma armónica en medio de la naturaleza. Evoca las noches estrelladas, el canto de los gallos y las montañas frondosas que rodean este territorio.
Hace referencia a la semilla que se convierte en árbol, genera raíces y crece con fortaleza, desprendiendo hojas, frutos y flores. Simboliza a las personas que con amor y respeto construyen una comunidad que trabaja para avanzar conjuntamente, superarse y construir mejores hogares como las abejas con sus panales. Los panales posteriores son ventanas que abren la mirada a la esperanza.
La relación con el lugar y su hábitat generaron puntos de encuentro en una narrativa que reúne sus memorias y que invita a caminar en comunidad, a entender la otredad en un espacio lleno de relatos, historias y reflexiones. Cada imagen interpreta un hecho cotidiano que surge a partir de palabras como refugio, alimento, libertad y cuidado, que aluden a una comunidad que se reinventa cada día.
La geometría sagrada expresada a través del diseño de cubos entrelazados, invita a curar y a sanar situaciones cotidianas con el poder de la imagen. En este caso la obra convoca a la comunidad a ser responsable con el excremento de sus mascotas, para que las zonas comunes no sean un campo minado sino lugares de encuentro y armonía.
Combinando elementos de la naturaleza y el barrio, la obra nos invita convivir en comunidad y en armonía con el medio ambiente. Acude a características propias de la zona alta de Tirol III donde se siente el frío del páramo, el bosque y una quebrada donde habitan distintos tipos de animales como la serpiente, que con su imponencia y hermosura nos recuerda que son importantes para el sostenimiento del ecosistema.
Es una historia contada a modo de fábula, donde los protagonistas son los animales más extraños del bosque. La obra invita a imaginar posibles relaciones y deja preguntas abiertas para que los habitantes del territorio puedan resolverlas y crear su propia versión a partir de sus experiencias.
La obra simboliza la responsabilidad de nosotros con lo otro: la naturaleza, los animales, las plantas. El cuidado como un tema urgente y necesario. Se plasma esa relación entre el hombre y las aves para pensar en una armonía, en un diálogo de equivalencias.
Narra la constante búsqueda por encontrar el hogar sin importar el lugar. Inspirado en el bosque elegimos al zorro en representación de las personas que habitan este territorio, que llegan a una nueva hábitat, disfrutando y adaptándose al nuevo lugar. Así mismo el bosque que nos rodea inspiró la elaboración de los personajes y los colores que componen la historia pictórica en esta caseta comunitaria.
La obra representa una situación cotidiana escenificada por dos personajes que están jugando. Es un gato y un perro fusionados con rasgos humanos, como el cuerpo y sus prendas de vestir. Condensa a través del color, el movimiento y las formas caricaturescas y saturadas, toda la alegría y energía transmitida por los niños y niñas y la diversidad de personas que habitan Tirol III